Mi pequeño…
Mi gran maestro.
Mi pequeño…
Mi gran amor.
Siento oleadas de ternura,
Mezcla de ira e ilusión.
Siento olores tuyos, tus miradas,
Y me pierdo en este absurdo ciclón.
Como el agua, me mojo en mil lágrimas,
Que al minuto, se transforman en puro
amor.
Otras, en cambio, se oscurecen
Y quedan atrapadas en mi eterno corazón.
Pienso, duermo, ando y hablo…
Todo es simple, sencillo, normal…
Pero la vida me sacude por dentro
Y no me puedo conformar!
¿Por qué? ¿Por qué mi niño?
¿Dónde tengo ahora que mirar?
Y es entonces cuando esa voz susurra:
“Mamá, no llores más. Yo soy pura
energía.
Mira adentro, vuelve a mirar!
Y verás que seguiré ahí
Hasta que la vida o la muerte nos vuelva
a juntar”
Después, mi marea se relaja
Y de repente, tu luz me vuelve a abrazar.
Mamá.
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